lunes, 8 de agosto de 2011

EL GLOBO


EL EXPERIMENTO DEL HUEVO


Los Números


las Vocales


los tres cochinitos


CAPERUCITA ROJA

Los Días De La Semana




Los Números Divertidos


CERO 

UNO

 DOS
TRES


CUATRO

CINCO

SEIS 

SIETE 

OCHO

NUEVE 

Los Derechos De Los Niños (para imprimir)











mi librito de normas












FIGURAS GEOMETRICAS


Las Formas Geométricas


las vocales para colorear






Concepción de la Niña, el Niño entre 0 y 6 años y su Entorno Social y Cultural


Concepción de la Niña, el Niño entre 0 y 6 años y su Entorno Social y Cultural 

En la Educación Inicial el entorno social y cultural es fundamental para el desarrollo infantil, y en ese entorno, se concibe a las niñas y los niños como seres humanos, sujetos de derecho que poseen un potencial de desarrollo que les permitirá avanzar etapas sucesivas a través de las cuales se irán produciendo los cambios que habrán de conducirlas (os) hasta la adolescencia y la adultez.

Aunque cada niño y niña tiene su propio ritmo y su estilo de desarrollo y aprendizaje, se caracterizan por su curiosidad, su sensibilidad, su espontaneidad y una permanente observación, exploración e investigación de su ambiente. Las actividades de su vida diaria en los diferentes espacios de interacción social (hogar, maternal, centro preescolar, centros de educación inicial y de atención integral, parques, reuniones familiares o infantiles) les permitirán integrarse progresivamente como miembros de una familia, de una escuela, de una colectividad.

Dentro de esta concepción el entorno del niño y la niña se aprecia con un sentido ecológico, siguiendo a Brofembrener (1987), considerando todo lo que lo(a) rodea y lo(a) afecta directa e indirectamente: la familia, los hogares de atención integral, los centros de Educación Inicial, los adultos significativos, la comunidad, la garantía de sus derechos, la cultura, los medios de comunicación social, las previsiones y acciones para la protección integral, además de los espacios físicos y naturales que condicionan su desarrollo.

El concepto de familia, como escenario natural de desarrollo integral ha variado en su concepción y actualmente se ve de manera distinta a lo que se conocía tradicionalmente. Es así que el término familia varía inclusive dentro de una misma sociedad y en un mismo grupo social, dependiendo de las relaciones parentales que se produzcan en su seno y de la presencia e influencia del padre y la madre. En este sentido se entenderá por familia al grupo primario que atiende y acompaña al niño y la niña en su hogar, y que satisface sus necesidades de alimentación, salud, afecto, juego, comunicación, seguridad y conocimiento (MECD, 2003).

La corresponsabilidad establecida en la CRBV, en torno a la vinculación de la familia, la sociedad y el Estado, con el objeto de garantizar a los niños y las niñas un desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos, parte por reconocer a la familia, como el primer escenario de desarrollo de los niños y niñas (CRBV, Art. 75). En tal sentido, es en ese núcleo donde se inician los procesos de socialización y participación; se construyen los primeros vínculos, relaciones afectivas, sus aprendizajes y sus comportamientos responden a las prácticas de crianza de sus hogares y comunidades de donde provienen; de esta forma cuando el niño o niña y su familia se encuentran con el/la docente en la institución educativa o en los espacios comunitarios, comparten sus historias de vida, su cultura, sus expectativas.

En este contexto es importante resaltar que la cultura refleja los patrones de crianza, las creencias y las prácticas cotidianas de los adultos significativos y las instituciones con las cuales el niño y la niña tienen contacto. Las familias además poseen un conjunto de creencias y expectativas acerca de las maneras en que sus hijos e hijas se desarrollan y aprenden, que son determinantes en las actuaciones de crianza, que a su vez afectan el desarrollo infantil.
Por estas razones, es necesario partir del entorno cultural en el cual se encuentran los niños y niñas. Cuando se trabaja en los ambientes familiares o con las madres integrales o cuidadoras, es importante tomar en cuenta los factores que influyen en los patrones de crianza, lo que justifica cualquier esfuerzo que se haga para orientar y fomentar la participación del padre, la madre, familiares (abuelos, tíos, hermanos mayores) y otros adultos significativos en la educación de los niños y niñas.

De esta forma la Educación Inicial contribuye con la socialización de la niña y el niño, participando en su proceso de vida para que tengan oportunidades de adquirir patrones sociales y culturales que les permitan integrarse y transformar a la sociedad en la que viven y se desarrollan. A través de este proceso se adquieren los patrones básicos de relación entre los que cabe destacar: la identidad (autoconcepto, género, pertenencia de grupo y nación), el apego, el autocontrol, la cooperación y la solidaridad, la aceptación, la afiliación, la amistad, la apropiación de la cultura propia y la diversificación de las relaciones sociales.

La adecuada socialización del niño y la niña es uno de los más importantes resultados que la sociedad exige de la familia y de la educación y se va construyendo a través de las relaciones que establece con sus familiares, con otras personas y con un entorno educativo y social favorable. Mediante este proceso el niño y la niña internalizan normas, pautas, hábitos, actitudes, valores que rigen la convivencia social.

El elemento esencial del proceso de socialización es el propio niño y la propia niña, su capacidad para relacionarse con el entorno e ir accediendo gradualmente a niveles de mayor conocimiento y de nexos sociales cada vez más complejos, a través de una interacción dinámica. Su propia actividad, la de sus pares y la de los adultos responsables de su desarrollo facilitarán la construcción de nuevos patrones sociales.
La familia, los centros de Educación Inicial, los espacios comunitarios de atención educativa y los hogares de atención integral, como primeros entornos de socialización del niño y la niña deben caracterizarse por la prevalecía de relaciones de afecto, para que aprendan a comunicarse, a cooperar con su grupo familiar, a cumplir con ciertas pautas de comportamiento, a distinguir lo que está bien de lo que no lo está, a respetar a sus familiares y a las demás personas, a jugar y disfrutar en grupo y a valorar la convivencia, la paz, la armonía, el ambiente y el trabajo.

Antecedentes de Educación Inicial


Antecedentes de Educación Inicial

La Educación Inicial en Venezuela tiene como antecedente a la Educación Preescolar que se oficializa como primer nivel del sistema educativo nacional a través de la Ley Orgánica de Educación (1980) y se pone en práctica a través del currículo implementado en el año 1986, fundamentado para ese tiempo en innovaciones filosóficas, psicológicas y pedagógicas con un enfoque de desarrollo integral, lo que reflejó nuevas orientaciones en la búsqueda de mayor calidad educativa para los niños y niñas más pequeños(as).

El currículo de Educación Preescolar (1986) plantea que el niño y la niña son el centro y autores de su propio aprendizaje, con atención a las peculiaridades individuales y el respeto como seres únicos dentro de un contexto familiar y comunitario. Además, el currículo es conceptualizado como sistema humano integral, activo, abierto en el cual todos sus elementos interactúan. En tal sentido, se consideran como elementos fundamentales del proceso educativo: los niños y niñas, los(as) docentes, el ambiente de aprendizaje, la familia y la comunidad.

En líneas generales, el currículo de Educación Preescolar se fundamentó en orientaciones pedagógicas que lo caracterizan como: sistémico e interactivo, basado en el desarrollo integral de la población infantil, centrado en las características, necesidades e intereses del niño y la niña, que adopta con criterio amplio elementos procedentes de diferentes modelos teóricos acerca del desarrollo humano. Por otra parte, en el sistema educativo, el nivel preescolar se constituyó como subsistema. El mismo se ofreció a través de dos tipos de atención: formal, en instituciones educativas; y no formal, en cual se facilitan los procesos educativos a través de otros actores del sistema social: la familia y grupos comunitarios. Como componentes del diseño curricular de Educación Preescolar se establecieron: un Modelo Normativo, referido a postulados filosóficos, legales, teóricos que dan sustento a la acción educativa en el preescolar (deber ser); y un Modelo Operativo, constituido por elementos que contienen orientaciones referidas a las acciones prácticas del proceso educativo formal dirigido, especialmente a la población entre 3 y 6 años: Plan de Estudio (1989) y Guía Práctica de Actividades para Niños Preescolares (1986)). Además de estos componentes, desde el año 1985 hasta el año 1998, se incorporan al Nivel de Educación Preescolar, programas educativos no convencionales como una iniciativa para ampliar la cobertura, fundamentada en la necesidad de una extensión masiva de atención a la población infantil en situación de pobreza, excluida de oportunidades educativas. Estos programas son: Familia, Centro del Niño y la Familia, Atención Integral al Niño del Sector rural y El Maestro en Casa.

 Los programas a la vez perseguían, preparar las condiciones para el mejoramiento de las comunidades y de actores mediadores (familias, madres de los hogares de atención integral) en su formación para que pudieran asumir consiente y responsablemente su papel en la educación de los niños y niñas entre 0 y 6 años.

Los programas no convencionales en el tiempo transcurrido siempre han sido importantes como iniciativas de atención a los sectores de menos recursos. Los actores del proceso de construcción colectiva (familias, comunidades, docentes), consideran que las experiencias no convencionales son válidas y pertinentes para la situación social y económica que se vive actualmente en Venezuela, siempre y cuando se tome en cuenta las necesidades de las familias, de los niños y las niñas y de las comunidades en las que se ejecutan. Asimismo, las autoridades del Ministerio de Educación y Deportes y los actores involucrados ven la necesidad de incorporar estas experiencias al currículo de Educación Inicial para lograr coherencia en la atención integral que se persigue con las políticas educativas.
Por otra parte, se plantea a partir de 1996, la revisión curricular del Nivel Preescolar, dados los cambios en el contexto social, económico y cultural donde se desarrolla el proceso educativo. En este sentido, la Dirección de Educación Preescolar y la Oficina Sectorial de Planificación y Presupuesto del Ministerio de Educación, llevan a cabo una evaluación del nivel en función de varios estudios: (a) La articulación entre la Educación Preescolar y la Educación Básica (1996); (b) El Estado del Arte de la Educación Preescolar Venezolana (1997); (c) Análisis de la Validez Interna del Diseño Curricular (1997) y (d) Análisis de la Práctica Pedagógica (1998).

Estos estudios coincidieron en señalar la necesidad de tomar decisiones a corto y mediano plazo con relación a la definición de lineamientos curriculares en el marco de una visión del sistema educativo en su conjunto como un verdadero continuo, así como hacer los ajustes pertinentes, en atención a los cambios ocurridos en el contexto social y educativo en los diez años de vigencia del currículo del Nivel Preescolar.
De igual manera, se consideraron los cambios curriculares propuestos para el Nivel de Educación Básica (1996-1998) que introducen elementos innovadores que lo acercaban a la concepción curricular del Nivel Preescolar; en consecuencia, se tomaron en cuenta aspectos comunes y no comunes de Preescolar y Básica, a objeto de ajustar de manera adecuada los requerimientos y competencias que se pretenden en ambos niveles y de lograr una verdadera articulación curricular.

Asimismo, el Estado Venezolano ha asumido compromisos internacionales con relación a la Educación Inicial, entre éstos considera la declaración final de la Conferencia Mundial Educación para Todos en Jomtien (1990), que incluyó como una de sus conclusiones:…“El aprendizaje comienza desde el nacimiento. Ello exige el cuidado temprano y la educación inicial de la infancia, loque puede conseguirse mediante medidas destinadas a la familia, la comunidad o la instituciones según convenga”

Diez años después de la Conferencia Mundial de Educación para Todos en Jomtien, los países de América Latina, El Caribe y América del Norte, se reúnen en Santo Domingo en febrero del 2000, para evaluar los progresos realizados en la Región hacia el logro de los objetivos y metas entonces formuladas y renovar sus compromisos para los próximos quince años en el Marco de Acción Regional de Educación Para Todos. Los acuerdos fueron, entre otros:
“Aumentar la inversión de recursos y el acceso a programas de desarrollo integral de los niños y niñas menores de cuatro años, con un enfoque centrado, principalmente, en la familia y con especial atención a aquellas que están en situación de mayor vulnerabilidad.
Sostener los logros alcanzados e incrementar la atención educativa inicial a partir de los cuatro años de edad con estrategias centradas en la familia, la comunidad o centros especializados, especialmente para los niños y niñas en situaciones de desventaja.
…Mejorar la calidad de los programas de desarrollo integral y educación de la primera infancia mediante:
El fortalecimiento de los sistemas de capacitación y acompañamiento a la familia y a los diversos agentes que contribuyen a la salud, la nutrición, el crecimiento y la educación temprana, como procesos integrados, continuos y de calidad.
El fortalecimiento de los procesos de monitoreo y evaluación de los servicios y programas dirigidos a la primera infancia, estableciendo estándares nacionales consensuados y flexibles, que consideren la diversidad.

El establecimiento de mecanismos de articulación entre las instituciones que prestan servicios y programas relacionados con la supervivencia y desarrollo de los niños y niñas menores de seis años.
El mejor aprovechamiento de las tecnologías y medios de comunicación para llegar a las familias que viven en zonas alejadas y difíciles de alcanzar por los programas institucionalizados.”

Igualmente las ministras y los ministros de educación de los países iberoamericanos convocados por el Ministerio de Educación de Panamá y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, OEI, reunidos en la ciudad de Panamá el 3 y 4 de julio de 2000 para la celebración de la X Conferencia Iberoamericana de Educación, con el propósito de analizar y debatir los problemas propios de la Educación Inicial en el Siglo XXI. Los resultados de las deliberaciones se expresan en la Declaración de Panamá, reconociendo que: “…para lograr una educación de calidad para todos se requiere impulsar la educación de la primera infancia.”

…”Que la educación es un proceso social ininterrumpido que comienza desde el momento de la concepción y se extiende a lo largo de toda la vida y, dentro de ella, la educación inicial (desde el nacimiento y hasta la educación primaria o básica, según las distintas acepciones en los países) es una etapa en sí misma, en la cual se sientan las bases para la formación de la personalidad, el aprendizaje, el desarrollo afectivo, la capacidad de diálogo y tolerancia en las relaciones interpersonales, así como el entendimiento entre pueblos y culturas.”

…”Que la educación inicial es uno de los factores estratégicos para garantizar la equidad, disminuir los efectos de la pobreza y promover la justicia en pos de la consolidación de la democracia, la convivencia social, así como en el apoyo al desarrollo económico y a la competitividad de nuestros países.”
…”Que una educación inicial de calidad contribuye a disminuir los índices de repitencia, deserción y sobre edad en los siguientes niveles, constituyendo así una inversión de alta rentabilidad social que impacta en la eficacia y eficiencia interna de los sistemas educativos.”

Todos estos compromisos tienen implicaciones en nuestro país, en lo que se refiere a la toma de decisiones a nivel de políticas, de asignación de recursos y de cambios curriculares en atención a las necesidades y las características sociales, económicas y culturales de la población infantil y sus familias.
Como producto de esos acuerdos y los resultados de la evaluación curricular, así como en consideración a los cambios producidos en la sociedad venezolana, principalmente en materia política y jurídica, se originó, en el año 2001, un documento de Propuesta de “Currículo Básico Nacional de Educación Inicial.” La propuesta pretendía ser coherente con la Constitución de la República (1999) y la Ley Orgánica para la Protección Integral del Niño y del Adolescente (en vigencia a partir del año 2000); además con las políticas públicas hacia la atención y protección integral infantil que ha establecido el Estado venezolano y los compromisos asumidos en acuerdos internacionales en materia de Educación Inicial.

El documento “Currículo Básico Nacional de Educación Inicial”, sirvió de base para la construcción colectiva, proceso en el cual participaron los actores de la educación infantil en todo el país (docentes, especialistas, auxiliares, formadores de docentes, familias y comunidades, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales).

Este proceso utiliza una metodología participativa desde la práctica educativa para luego confrontar con las tendencias teóricas y enfoques que persiguen la consistencia y coherencia curricular desde el punto de vista científico, humanista y del desarrollo de la persona como ser social.

En una primera fase de sistematización del proceso de construcción colectiva se logró recoger información que permitió reorientar la versión preliminar de la Propuesta Curricular, lo que dio como producto el documento “Bases Curriculares de Educación Inicial”, donde se presentan criterios y lineamientos generales para la práctica educativa.

Asimismo, los actores del proceso de construcción colectiva elaboran los currículos estadales y locales considerando las particularidades de los entornos sociales, culturales, y lingüísticos, en atención al principio de diversidad contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).

En consecuencia, se presenta el Documento Bases Curriculares de Educación Inicial, como producto del proceso de construcción colectiva y participativa a nivel nacional, que se inició en el año 2002; el mismo toma en consideración, el marco legal, político, filosófico, las políticas educativas, al desarrollo del Nivel Preescolar en los últimos años, las tendencias teóricas actuales en relación al aprendizaje y desarrollo infantil, los cambios en el contexto social y económico del país, los resultados de la evaluación curricular realizada por el Ministerio de Educación (1996-1998), así como, los compromisos asumidos por el Estado Venezolano en materia de educación de los niños y niñas entre 0 y 6 años.